La Dulce Epidemia Victoriana: Cuando la Riqueza, los Dientes y la Sífilis Colisionaron
La época victoriana, una era de expansión y opulencia para la alta sociedad británica, también estuvo marcada por una desconcertante relación entre la riqueza, la salud dental y la sífilis.
La odontología y la salud, se han desarrollado exponencialmente desde principios del S. XX. Sin embargo, hubo una época en la cual el desconocimiento que se tenía sobre algunas prácticas que se pensaban que eran beneficiosas, no lo eran. Como por ejemplo el transplante de dientes por parte de otras personas.
Este artículo se sumerge en este aspecto peculiar de la historia, arrojando luz sobre cómo el lujo de consumir azúcar condujo a una serie de eventos inesperados.

El Azúcar: Un Lujo de la Clase Alta Victoriana
El azúcar, a menudo descrito como «oro blanco», se convirtió en un símbolo de estatus durante la era victoriana. Los ricos se deleitaban con este dulce producto, importado de colonias lejanas a un costo considerable. Como tal, los miembros de la alta sociedad podían permitirse disfrutar regularmente de esta delicia.
El oro blanco
Durante la época victoriana, el azúcar era considerado un lujo principalmente debido a su costo de producción y transporte. La caña de azúcar, de la cual se obtiene el azúcar, es una planta tropical y no crece naturalmente en climas fríos como el de Inglaterra. Por lo tanto, tenía que ser cultivada en colonias tropicales británicas, como las del Caribe, y luego transportada de vuelta a Inglaterra.
La producción de azúcar también era un proceso laborioso que requería mucha mano de obra. Los trabajadores tenían que cortar la caña de azúcar a mano, luego molerla para extraer el jugo, y finalmente hervir el jugo para producir azúcar. Todo esto tenía que hacerse rápidamente, porque el jugo de caña de azúcar se fermenta rápidamente después de que se corta la caña.
Además, los aranceles y las leyes de comercio también inflaban el precio del azúcar. Durante gran parte del siglo XIX, el gobierno británico impuso altos aranceles al azúcar producido fuera de sus colonias para proteger a los productores de azúcar británicos.
Todo esto hizo que el azúcar fuera muy caro, y por lo tanto solo era accesible para las clases altas de la sociedad. En la época victoriana, el hecho de poder permitirse consumir azúcar era un signo de riqueza y estatus social.
La Asociación entre el Azúcar y la Salud Dental
A pesar de su atractivo, el azúcar tenía un lado oscuro: la caries dental. La conexión entre el azúcar y las caries no se comprendía completamente en ese momento, pero los ricos pronto comenzaron a sufrir los efectos de su consumo excesivo.
Con la falta de higiene bucal adecuada y una ingesta de azúcar cada vez mayor, la caries dental se convirtió en un problema común entre los adinerados. Incluso en esta época, las infecciones en la boca y la pérdida de los dientes eran muy comunes. Pudiendo provocar sepsis sistémicas que llevaban a la muerte.
El Dr. Edward Angle, que es ampliamente considerado como el fundador de la ortodoncia moderna, fue uno de los primeros en sugerir una correlación entre el azúcar y las caries en la década de 1880. Sin embargo, fue en la década de 1960 cuando se estableció firmemente la relación entre el azúcar y las caries dentales a través de investigaciones científicas.
Varios estudios, incluyendo los influyentes trabajos del Dr. Basil Bibby y del Dr. John Greene en la Universidad de Rochester, mostraron que las dietas altas en azúcar aumentaban significativamente el riesgo de caries dental. Las observaciones epidemiológicas también mostraron que las poblaciones que consumían poco azúcar, como las de los países en desarrollo, tenían tasas mucho más bajas de caries dental.
Los Implantes Dentales en la Era Victoriana: Un Riesgo Desconocido
La pérdida de dientes debido a la caries era una preocupación estética y funcional para la clase alta. Las dentaduras y prótesis dentales no eran muy cómodas. También era un artículo de lujo al alcance de muy pocos.
Como resultado, la práctica de implantar dientes de otras personas se volvió popular. Los dentistas de la época, sin el beneficio del conocimiento moderno de la enfermedad periodontal y la transmisión de enfermedades, realizaron estos procedimientos con poco conocimiento de los riesgos.
Fuentes de Dientes: Los Donantes Pobres
La demanda de dientes creó un mercado único para los pobres. Muchos estaban dispuestos a vender sus dientes sanos a cambio de dinero, ignorando los riesgos para su propia salud. Los dientes fueron extraídos y vendidos a dentistas, quienes luego los implantaban en sus clientes adinerados.
¿Cómo se implantaban los dientes en la época Victoriana?
La práctica de implantar dientes humanos en otros pacientes fue una técnica utilizada en la era victoriana, aunque es importante mencionar que las prácticas dentales de aquella época no se pueden comparar con las sofisticadas técnicas que se usan en la actualidad.
El procedimiento del implante solía llevarse a cabo de la siguiente manera:
- Extracción del diente donante: Los dientes se extraían de personas vivas que estaban dispuestas a venderlos, normalmente personas de bajos recursos, o se obtenían de cadáveres. Los dientes de personas jóvenes y sanas eran especialmente valorados.
- Preparación del paciente receptor: Al paciente que recibiría el diente se le extraía su diente dañado o podrido, preparando así un espacio para el diente donado.
- Implantación del diente donante: A continuación, el diente donado se insertaba en el hueco dejado por el diente extraído. No existían anclajes o tornillos como en los implantes modernos, por lo que el éxito del procedimiento dependía de que el tejido del paciente receptor se fusionara naturalmente con el diente donado.
- Recuperación: El paciente tenía que pasar por un período de recuperación mientras el tejido oral se curaba y, con suerte, se fusionaba con el nuevo diente. Los procedimientos de higiene eran primitivos y la infección era un riesgo constante.
Debido a las técnicas rudimentarias y la falta de comprensión de los principios de esterilización y enfermedades infecciosas, estos implantes de dientes tenían tasas de éxito variables y podían provocar numerosas complicaciones, como infecciones, enfermedades transmisibles y rechazo del diente implantado.
La Sífilis: Una Enfermedad Silenciosa en los Implantes Dentales
Desafortunadamente, algunos de los donantes de dientes estaban infectados con sífilis, una enfermedad de transmisión sexual común en ese momento. La enfermedad, cuando no se trata, puede ser fatal. Sin un protocolo de detección adecuado, los dientes infectados fueron implantados en los ricos, transmitiendo efectivamente la enfermedad.
El Impacto de la Sífilis en la Clase Alta Victoriana
La sífilis se extendió rápidamente entre la clase alta, causando una serie de síntomas desagradables y debilitantes. Una de las manifestaciones más notables y estigmatizantes de la enfermedad fue la pérdida de la nariz, lo que llevó a los afectados a usar prótesis nasales para ocultar su condición.
Consecuencias Fatales: La Pérdida de la Nariz y el Estigma Social
El estigma social asociado con la pérdida de la nariz era profundo. Se consideraba un signo de comportamiento inmoral y a menudo llevaba al ostracismo social. La ironía de que este estigma afectara a los ricos, que una vez disfrutaron del lujo de consumir azúcar, no pasó desapercibida.
La sífilis es una enfermedad bacteriana que se transmite sexualmente, aunque también puede contagiarse por contacto con una llaga o una erupción cutánea en la piel de una persona infectada durante las primeras etapas de la enfermedad.
La enfermedad de la síficilis se desarrolla en diferentes etapas:
- Primera etapa: en este punto, la infección suele presentarse como una única llaga o úlcera en el lugar por donde la bacteria entró en el cuerpo, que podría ser la boca, los genitales o el recto. La llaga es generalmente indolora y puede pasar desapercibida.
- Segunda etapa: se caracteriza por erupciones en la piel y mucosas, pérdida de cabello, fiebre, dolores musculares y ganglios linfáticos inflamados.
- Tercera etapa: también conocida como sífilis terciaria, puede desarrollarse años después de la infección inicial y puede causar daños graves en muchos órganos del cuerpo, incluido el corazón, el cerebro, el hígado, los huesos y las articulaciones. En este estadio, puede causar síntomas neurológicos como alteraciones de la marcha, confusión, demencia, entumecimiento, ceguera e incluso la muerte.
Ahora bien, ¿cómo podría la sífilis llevar a la pérdida de la nariz? La respuesta está en el daño que esta enfermedad puede causar en los tejidos del rostro. Si la bacteria se propaga a los tejidos de la cara, puede provocar una afección llamada goma sifilítica. Esta condición produce tumores blandos, inflamatorios y a menudo destructivos que pueden erosionar y destruir tejidos y huesos adyacentes. Si afecta a la nariz, podría llevar a su colapso y deformación, en casos extremos, podría dar la apariencia de que «falta la nariz».
Reflexiones Finales: La Ironía de la Salud y la Riqueza en la Era Victoriana
La historia del azúcar, los implantes dentales y la sífilis en la era victoriana proporciona una reflexión fascinante sobre la intersección de la riqueza, la salud y la sociedad. Aunque los ricos pudieron disfrutar del lujo del azúcar, terminaron pagando un precio elevado por ello. Este episodio de la historia sirve como un recordatorio de la importancia de la moderación, el conocimiento y la atención médica adecuada.
Este capítulo de la historia también pone de relieve las disparidades de salud entre los ricos y los pobres. Mientras que los ricos podían permitirse comprar dientes para remediar sus problemas de caries, los pobres tenían que vender sus dientes sanos para sobrevivir. Esta dinámica todavía se puede ver en algunas formas de atención médica hoy en día, y es un recordatorio de la importancia de la equidad en la salud.
Además, la transmisión de la sífilis a través de los implantes dentales y el impacto devastador de la enfermedad es un testimonio de la importancia de la seguridad y la higiene en la práctica dental. En la era moderna, con un conocimiento más profundo de la transmisión de enfermedades y las prácticas de higiene, podemos prevenir eficazmente la propagación de enfermedades de esta manera. Sin embargo, esta historia sirve como un recordatorio de lo que puede suceder si se descuidan estas consideraciones.
Concluyendo, la dulce epidemia victoriana ofrece una lente a través de la cual podemos examinar nuestra propia relación con la salud, la riqueza y la sociedad. Como sociedad, podemos aprender de estos errores del pasado y aplicar estas lecciones a nuestra propia época.
Referencias
- Nixon, Kari, and Lorenzo Servitje, eds. Syphilis and subjectivity: From the Victorians to the present. Springer, 2017.
- PADGET, PAUL, MAURICE SULLIVAN, and JOSEPH EARLE MOORE. «Syphilis: A Review of the Recent Literature.» Archives of Internal Medicine 62.6 (1938): 1029-1090.
- Desmarais, Jane. «Syphilis in Victorian Literature and Culture.» English Literature in Transition, 1880-1920 63.1 (2020): 115-118.