Fluorosis: ¿Qué es y cómo evitarla?
¿Tu hijo está mudando sus dientes de leche y deseas saber cómo proteger los definitivos? Sigue con nosotros, porque muchos padres no saben el impacto del fluoruro en las piezas dentales, especialmente en los niños. Aunque es un mineral muy necesario, su uso indiscriminado puede conllevar a una patología conocida como Fluorosis llegando a afectar la salud bucodental.
Bien es sabido que en la boca conviven numerosas bacterias que al mezclarse con los azúcares de los alimentos en general, suelen dañar el esmalte perjudicando los dientes. Pese a que el fluoruro aporta una capa protectora a los dientes y previene la aparición temprana de caries.
Sin embargo, el alto consumo de fluoruro que se ha evidenciado actualmente está originando un notable incremento de infecciones bucodental, mejor conocido como fluorosis dentaria. Pero sigue leyendo este post, porque estaremos abordando su definición, causas, hábitos, y mucho más que te interesará saber.
¿Qué es la fluorosis?
Se conoce como fluorosis a la condición que afecta la salud y estética dental, debido al uso de valores inadecuados de flúor. Esta también tiene incidencia actualmente en la población mundial, ello en razón que este mineral se puede hallar incluso, en el agua de consumo humano masivo, además de los habituales en dentífricos y colutorios o enjuagues bucales.
Conviene aclarar, que el uso en proporciones adecuadas de flúor aporta muchos beneficios a la salud dental, incluyendo la prevención de la caries, en especial de los niños.
Esto se debe a que la fluorosis afecta básicamente la formación del esmalte, especialmente, cuando los dientes se exponen sin control alguno al flúor en la fase de desarrollo de dental.
La principal señal de la fluorosis son unos parches blancos en las paredes de la dentadura. En casos más crónicos puede presentar rugosidades en la placa dentaria o bien, áreas oscuras, amarillentas o amarronadas. Cuando aparecen en edad temprana del individuo, lo más conveniente es acudir al odontólogo para su respectivo y adecuado diagnóstico.
Es importante subrayar, que la fluorosis no atañe sólo a la estética de los dientes, sino que también, de forma directa la propia pieza. Dentro de los principales signos que pueden presentarse destacan:
- Sensación o incremento de sensibilidad dentaria.
- Inexplicable aparición de caries.
- Evidencia del esmalte dental quebradizo.
Causas de la fluorosis
La aparición de fluorosis dentaria se origina debido al uso desproporcionado de fluoruro, en especial en las primeras fases de formación de los dientes. Dicha afección suele presentarse aproximadamente a los 8 años de edad, aunque puede afectar también a los adultos.
La principal medida preventiva es la supervisión del cepillado de los niños, para que no utilicen tanto dentífrico o enjuague bucal, además de enseñarles a escupir para que ingieren el producto.
Teniendo claro que la fluorosis se origina fundamentalmente por la excesiva exposición al flúor en la etapa de formación de los dientes. Pero ¿Cuál es el detonante del alto consumo de flúor en edad temprana? Para desgranar esta premisa, se pueden hacer 3 distinciones:
- Está comprobada la estrecha relación existente entre la fluorosis y el uso exagerado de flúor en la etapa de desarrollo. Cuya presencia está inclusive en el agua, especialmente en cantidades superiores a la oficialmente aceptada, que se estima en 1,5 ppm.
- Como segundo elemento, está la ingesta de alimentos procesados con agua fluorada o consumo de suplementos nutricionales con dicho mineral.
- Luego está el uso de dentífricos dentales y/o enjuagues bucales no aptos para niños, pues contienen altos concentrados de flúor y que sobrepasa la cantidad recomendada.
Hábitos en desuso
La fluorosis tiene lugar mediante un proceso, no se presenta de un día para otro, esta se va formando con el tiempo, cuando se emplea e ingiere flúor como detonante primario siendo este el principal motivo del porqué es preciso controlar la cantidad de que se usa a diario, en especial en los niños.
En este sentido, producto de la dinámica social actual, los padres no suelen prestar la debida atención al cepillado de los niños, o reforzar buenos hábitos de higiene bucal. Y aunque los odontopediatras son los profesionales responsables de indicar la cantidad diaria que pueden usar los pequeños en la higiene bucodental, lo ideal es asumir el control de la salud bucodental del niño, apenas salgan sus primeros dientes, lo que suele ocurrir el primer año de vida. Con ello, se crearán esos hábitos perdidos, inculcando y educando sobre la importancia del higiene y salud dental, lo que aplica para padres e hijos.
Sin duda, unos buenos hábitos son la mejor medida preventiva para tratar eventuales problemas y/o patologías bucodentales durante el desarrollo de la dentadura y demás estructuras relacionadas. De este modo, los adultos podrán influir positivamente en la higiene del niño, a fin de evitar la aparición de fluorosis dental.
Al respecto, los especialistas sugieren hábitos sencillos como medida profiláctica de la fluorosis dental:
- Usar dosis adecuadas de cremas dentales y especialmente formuladas para niños. Con ello se garantizan productos con la concentración de flúor ideal para su edad.
- Evitar el consumo desproporcionado de alimentos con una alta dosis de flúor, como pescados azules, verduras como espinacas, bebidas, incluyendo agua de grifo fluorada u otros suplementos alimenticios contentivos de este elemento.
El problema de las Aguas fluoradas
La situación de las aguas potables fluoradas en el mundo representan un verdadero problema para la población, quienes se ven obligados a ingerir este líquido elemento con este agente químico que no necesitan, al contrario, en las cantidades a que se ven sobreexpuesta son altamente nocivas para la salud, no sólo de los más pequeños, sino de todas las personas en general.
De este modo, se transgreden incluso, muchas disposiciones constitucionales con estas fuentes de exposición e ingesta de fluoruro provenientes de los fluidos potables, en cantidades superiores a los estándares previstos entre 0,8 mg/l y 1,5 mg/l.
Estudios han demostrado que el agua potable residencial de consumo colectivo, no sólo viene fluorada, sino que además, se usan productos contentivos de altas cantidades de este mineral, como:
- Pastas.
- Barnices y otros productos dentales.
- Té.
- Pescados.
- Mariscos.
- Sal.
- Ciertos alimentos infantiles.
- Entre otros.
El fluoruro también está presente en muchas medicinas, anestesias, insecticidas, desechos industriales (como el aluminio, fertilizantes y minerales de hierro), y como halogenado más abundante en la corteza terrestre y mares, que lo sueltan al ambiente. Todo ello lastimosamente influye en la aparición temprana o aceleración de fluorosis dental.
No obstante, el volumen de flúor consumido por agua es variable; pues además de depender de la calidad del agua potable, también puede afectar aquella que suele emplearse en la preparación de los alimentos e higiene de los mismos.
En contrapartida cabe argumentar, que la cantidad de flúor consumida en el agua no resulta nada sencillo de controlar, aunque en España el agua potable posee bajo contenido de flúor. Y muchas veces, los padres optan por suministrar agua envasada a los menores de 6 años y embarazadas, como los más susceptibles de presentar fluorosis como sector de la población más vulnerable.
Las fluorosis en Europa
El tema de fluorosis tiene aspectos controversiales, pues, el flúor en el cuerpo puede ser saludable, en el caso más concreto, previene o reduce la caries dental, pero en cantidades superiores a las estandarizadas por los expertos, incluyendo la OMS, pueden resultar nocivos.
Dentro de los efectos nocivos, está la fluorosis del esmalte y sistema óseo cuando el organismo se expone por mucho tiempo al flúor. Y ambos efectos contrapuestos de su consumo, no están muy distanciados entre sí.
Por ello se requiere de planes preventivos de salud pública, donde las personas que habitan regiones con insuficiente flúor, puedan incorporar la dosis adecuada para evitar la descomposición dentaria.
La receta en simple, tomar agua fluorada y, de no ser posible, adicionar flúor a la sal o leche. La existencia excesiva de flúor en el organismo, por lo general obedece a la ingesta de aguas subterráneas naturales, ricas en flúor o sembrados que absorben el agua de riego que contiene este mineral.
De allí la importancia que las autoridades mundiales y locales valoren las causas que desencadenan la fluorosis con cuidado, y opten por medios más idóneos para tratar la exposición excesiva al flúor, considerando las condiciones y las limitaciones locales.
Como medida profiláctica contra la fluorosis, en Europa se prohíbe la venta de compuestos dentales que superen los 1500 ppm de flúor. Al igual que aquellos dentífricos mayores a 1000 ppm de flúor, sólo pueden usarlos los adultos, además de incluir una etiqueta de advertencia como de seguridad.
Tendiendo igualmente claro, que la fluoración del agua es la mejor herramienta de salud pública en caso de prevalencia de caries dental. No obstante, en países como España, aquellas poblaciones con incidencia menor de caries, la fluoración del agua potable no es la única opción.
Pues, de identificarse altos índices de caries individual en niños, se sugiere el uso de complementos orales de flúor, aunque su correcta indicación exige identificar la concentración de flúor contenida en el agua ingerida habitualmente.