El Imperio Romano y la orina para su higiene oral
Desde la antigüedad, y en casi todas las culturas de la humanidad, ha existido preocupación por la higiene y salud bucodental en general. Algunos productos han sido más exóticos y extravagantes que otros, a continuación, descubrirás la relación entre el Imperio Romano y la orina para su higiene oral, solo por nombrar uno de sus numerosos trucos para preservar su sonrisa, pues, usaban varios.
Una vista al pasado de la odontología
En definitiva, un hecho con un antecedente positivo en el campo de la odontología, puesto que está debidamente registrado en la historia antigua, es que el hombre siempre ha manifestado preocupación por su salud y limpieza oral.
Se conoce, por ejemplo, el hallazgo de una abundante variedad de accesorios y herramientas usadas como cepillos dentales, rascadores o escarbadientes, entre otros. Toda esta aparatología rudimentaria se usó a lo largo de los siglos en la higiene bucodental.
En todo el esplendor del Imperio Romano existen evidencias que los cortesanos y algunas castas de la sociedad ocupaban la orina para cepillarse o enjuagar la boca, una práctica muy común en aquellos tiempos.
Un hecho curioso, pero que está en las crónicas históricas, es que en América Central ocurrió un hecho bélico producto del mal aliento o halitosis entre 2 soberanos. Se trató de la guerra entre los cuñados Tenochtitlán y Tlatelolco.
En Asía por su parte, se usaban pañuelos en lana para sacar brillo al esmalte dental, siendo infinitos los materiales ocupados en cada época y en diversas culturas del mundo.
No obstante, todos los elementos y herramientas evidenciadas a lo largo de la historia tenían un fin común, mantener una adecuada higiene oral usando incluso elementos abrasivos para eliminar la placa y sarro acumulado en el esmalte y principal causante de caries.
Sin embargo, las preferencias de los usuarios y público en general se orientan en lograr una higiene bucodental a largo plazo, sumado a la frescura del cepillado, y en especial, se evidencia una gran preocupación por la estética dental.
Aportes del Imperio Romano a la odontología
Durante el desarrollo del siglo I, el inventor Escribonius Largus dejó importantes aportes en la promoción de la higiene dental del pueblo romano, incentivando la salud oral en general.
Dentro del paquete de propuestas de Escribonius, destacan muchas fórmulas naturales. Inclusive, popularizó para la época la orina humana como dentífrico. El fundamento de esta económica y exótica costumbre en el Imperio Romano y la orina para su higiene oral contiene una fórmula química.
La orina se compone de cuantiosas cantidades de amoniaco y este elemento permite una efectiva limpieza dental, además, sus propiedades blanquean los dientes. ¿Se usaba sola?, eventualmente no, la fórmula original del dentífrico de Escribonius contemplaba vinagre, miel, sal y cristal molido.
Mientras que en el Egipto de hace unos 4 mil años, la burguesía y alta realeza usaba en la limpieza oral una sustancia denominada clister, cuyos elementos eran la piedra pómez pulverizada, sal, pimienta, diversas aguas, uñas de buey, cáscara de huevo y mirra.
Volviendo a la antigua Roma, donde abunda la evidencia de higiene oral, ya que se prestaba especial atención a la salud bucodental. De hecho, luego de comer, usaban palillos o mondadientes. Este era de madera, pluma o astilla de algún material apto.
El autor Marcial señala, en este sentido, que la planta de lentisco es ideal cuando no se tiene mondadientes. Además, contiene látex con el cual se elabora la almáciga, una especie de goma aromática, casi precursora de la goma de masticable.
Asimismo, los romanos adoptaron diversas modalidades para mitigar el mal aliento. Por lo cual, Plinio el Viejo enjuagaba la boca con vino antes de ir a la cama. Mientras que otros optaban por masticar hierbas aromáticas, como el Mírtale, con un olor fuerte a vino y lo disimulaba masticando laurel.
Además, había para la época grageas aromáticas, como la inventada por el reconocido perfumista Cosmo, ampliamente referida por los escritores antiguos.
Igualmente, recurrían a dentistas que, siguiendo técnicas rudimentarias, mitigaban efectos de las caries, además de elaborar prótesis.
Se encapsulaban los dientes y puentes en oro, lo que permitía cumplir los mandamientos de 12 Tablas del año 450 aC, donde se prohibía tumbas con objetos de oro, sin embargo, los fallecidos podían llevarse sus prótesis.
Ya para culminar, este punto solo queda reiterar el uso de la orina para limpiar y blanquear los dientes, lo que sumado a las pastillas de Cosmo, quedaban relucientes.
¿Las enfermedades orales de hoy son distintas a las del hombre del pasado?
No, incluso, se puede afirmar que en teoría son las mismas (solo ha variado su atención). Esto significa que siempre la caries dental y otras patologías en las encías ha estado presentes, y no ha cambiado en los hombres desde la antigüedad
De hecho, en la sociedad actual debido a diversos factores han favorecido la aparición de lesiones orales nuevas, como cáncer. Tampoco hay que olvidar que ciertas patologías orgánicas también tienen un impacto perjudicial para la boca, siendo fundamental un control bucodental exhaustivo para detectar temprano alguna lesión.