Disfagia: síntomas, causas y tratamiento
El número exacto de personas afectadas por disfagia en todo el mundo no está bien claro ya que puede variar en función de la población estudiada y de la definición de disfagia utilizada. Sin embargo, se calcula que la disfagia afecta a millones de personas en todo el mundo.
Diversos estudios han notificado tasas de prevalencia de la disfagia que oscilan entre el 9% y el 45% en adultos mayores, y hasta el 20% de los pacientes que han sufrido un ictus padecen disfagia.
No sólo eso, la disfagia es un síntoma frecuente en diversas enfermedades crónicas, como la enfermedad de Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y el cáncer de cabeza y cuello. También puede darse entre quienes padecen trastornos de las neuronas motoras o parálisis cerebral.

Qué es la disfagia
La disfagia es una afección médica caracterizada por la dificultad para tragar. El término disfagia procede de las palabras griegas «dys», que significa difícil o desordenado, y «phagia», que significa comer o tragar.
La disfagia puede clasificarse en dos tipos principales: disfagia orofaríngea y disfagia esofágica.
Disfagia orofaríngea
La disfagia orofaríngea abarca cualquier problema con la fase inicial de la deglución, en la que los alimentos o líquidos pasan de la boca a la garganta. Estas dificultades pueden atribuirse al deterioro de los músculos y nervios que intervienen en el acto de tragar, como los que rigen el movimiento de la lengua, el control de los labios y el funcionamiento de la mandíbula.
Los síntomas de la disfagia orofaríngea pueden incluir dificultad para iniciar la deglución, sensación de que la comida se atasca en la garganta o el pecho, tos o atragantamiento durante las comidas y babeo.
Disfagia esofágica
En cambio, la disfagia esofágica se refiere a la dificultad para tragar en la última fase, cuando los alimentos o líquidos pasan de la garganta al estómago.
Este tipo de disfagia puede deberse a problemas en los músculos y nervios que controlan el esófago, el tubo muscular que conecta la garganta con el estómago. Los síntomas de la disfagia esofágica pueden incluir dificultad para tragar alimentos sólidos o líquidos, alimentos que se atascan en el pecho o detrás del esternón y dolor torácico.
La disfagia puede tener un impacto significativo en la calidad de vida, ya que puede dificultar e incomodar la alimentación e incluso provocar desnutrición si los alimentos no se ingieren correctamente.
La detección y el tratamiento precoces de la disfagia pueden ayudar a combatir cualquier posible complicación e incluso pueden mejorar las probabilidades de éxito. Si experimentas algún síntoma, acude a tu médico lo antes posible. Dependiendo de la gravedad, los tratamientos podrían incluir fisioterapia, medicación o cirugía en determinados casos.
Causas de la disfagia
La disfagia tiene dos fuentes principales de origen: estructural y funcional. Las causas estructurales son el resultado de una alteración de la anatomía, mientras que los problemas funcionales se derivan de un fallo en el proceso de deglución.
Las causas estructurales de la disfagia se refieren a anomalías físicas que impiden el proceso de deglución. Éstas pueden ser:
- Tumores u otros crecimientos en la boca, la garganta o el esófago.
- Cicatrización o estenosis (estrechamiento) del esófago debido al reflujo ácido u otras afecciones.
- Afecciones neurológicas como ictus, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple o enfermedad de la motoneurona.
- Traumatismos en la cabeza o el cuello.
- Afecciones congénitas como paladar hendido o síndrome de Down.
- Lesión de los nervios que controlan los músculos de la deglución.
Las causas funcionales de la disfagia se refieren a problemas con los músculos y nervios implicados en la deglución que no están causados por una anomalía estructural. Estas causas pueden ser:
- Afecciones neurológicas como una lesión del tronco encefálico o una lesión cerebral.
- Una infección del esófago, como la candidiasis (infección por hongos).
- Algunos medicamentos que pueden causar debilidad muscular, conocida como disfagia inducida por medicación, o pueden causar efectos secundarios como Xerostomía (boca seca)
- Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE)
- Trastornos psicológicos como ansiedad o depresión
Es importante señalar que a veces no se identifica la causa de la disfagia.
Con un diagnóstico y tratamiento oportunos, pueden prevenirse los peligros de la disfagia. Para ello, podrían aplicarse pruebas de deglución de bario, exámenes de esofagoscopia y estudios de manometría para identificar cualquier problema subyacente y seleccionar terapias eficaces. Así pues, buscar asistencia médica al primer signo de disfagia es primordial para obtener un resultado positivo.
Tratamiento de la disfagia
Dependiendo de la raíz de la disfagia, los enfoques de tratamiento serán distintos; sin embargo, hay algunas opciones que puedes emplear para mantener los síntomas bajo control y mejorar la capacidad de deglución.
- Fisioterapia: La fisioterapia es un gran recurso para quienes buscan fortalecer y coordinar los músculos utilizados en la deglución. El médico o el terapeuta pueden prescribir ejercicios de la lengua, la mandíbula y la garganta para mejorar el control muscular, mientras que a menudo se emplean herramientas especiales, como terapeutas de alimentación, para maximizar la eficacia. Los dispositivos vibratorios también han demostrado su eficacia para ayudar a lograr una técnica adecuada durante los ejercicios de deglución.
- Medicación: Dependiendo de la causa de la disfagia, pueden recetarse medicamentos para ayudar a controlar los síntomas. Por ejemplo, si la disfagia está causada por reflujo ácido, pueden recetarse inhibidores de la bomba de protones o bloqueadores H2 para disminuir la producción de ácido. Si la disfagia está causada por una afección neurológica, medicamentos como los agentes dopaminérgicos pueden ayudar a mejorar la función muscular.
- Dieta y nutrición: Modificar la textura y consistencia de los alimentos puede facilitar su deglución. Esto puede incluir hacer puré o cortar los alimentos en trozos pequeños, espesar los líquidos para hacerlos menos líquidos o utilizar una sonda de alimentación si es necesario. Un logopeda puede orientarle sobre la dieta y la nutrición.
- Cirugía: En algunos casos, puede ser necesaria la cirugía para tratar la causa subyacente de la disfagia. Por ejemplo, si la disfagia está causada por un tumor, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para extirparlo. Si la disfagia está causada por una estenosis (estrechamiento) del esófago, puede ser necesaria una terapia de dilatación o una intervención quirúrgica.
- Procedimiento endoscópico: Si se identifica un problema específico en el esófago o la faringe, se utiliza un endoscopio (una pequeña cámara que puede ver el interior de la garganta) para ver el interior de la garganta o el esófago.
Es esencial tener en cuenta que el tratamiento de la disfagia puede personalizarse según las necesidades y el estado específicos de cada persona. Además, es importante consultar a un equipo de profesionales sanitarios (como un médico, un logopeda, un terapeuta ocupacional y un dietista) para garantizar los resultados favorables del tratamiento.
También es muy recomendable acudir a un nutricionista para adaptar la dieta del paciente con disfagia y proporcionar un listado de alimentos que debe comer para evitar riesgos.
Referencias
- Velasco, M., and Pilar García-Peris. «Causas y diagnóstico de la disfagia.» Nutrición Hospitalaria 2.2 (2009): 56-65.
- Ambros, H. Bascuñana, and S. Galvez Koslowski. «Tratamiento de la disfagia orofaríngea.» Rehabilitación 37.1 (2003): 40-54.
- García-Peris, Pilar, C. Velasco, and L. Frías Soriano. «Manejo de los pacientes con disfagia.» Nutrición Hospitalaria 5.1 (2012): 33-40.
- National Dysphagia Diet Task Force, and American Dietetic Association. National dysphagia diet: standardization for optimal care. American Dietetic Associati, 2002.
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