Diente de oro
En caso de que hayas sufrido un desafortunado accidente en la dentadura, puedes aprovechar para imponer tendencia y colocarte un diente de oro, si como lo oyes, ¡de oro! Puede ser una solución práctica y exclusiva en estos tiempos modernos, y honrar el pasado, cuando su uso fue muy popular en sociedades de abolengo y poder, cuya generación marcó una época dorada denominada diente de oro.

¿Qué es un diente de oro?
Un diente de oro no es más que una corona o funda de oro, siendo por tanto una prótesis colocada en una pieza dental rota o fracturada con el fin de reforzar su estructura y su estética.
Por milenios, el oro ha motivado a muchos para reparar dientes con forros, ornamentos y coronas. La razón es su extraordinaria maleabilidad y ductilidad, facilitando la confección de prótesis dentales, que adicionalmente poseen enormes propiedades químicas, físicas y mecánicas, al tiempo que es antialérgico.
Estas estupendas propiedades se conocen en el oro como biocompatibilidad, ya que en la cavidad bucal, la prótesis de oro tiene un desgaste similar al esmalte natural del diente humano.
Un diente de oro tiene larga duración, y no se fractura, sean coronas o forros, pueden soportar estupendamente bien el tiempo, por lo que no es extraño que se mantengan en perfecto estado por décadas luego de su colocación en la boca.
Pese a su durabilidad y seguridad, el diente de oro ha venido perdiendo la confianza de las personas y odontólogos en general. Sobre todo por la aparición en el mercado de otros materiales más económicos para reparar o reponer piezas. Consideradas más estéticas por asimilarse al esmalte dental.
Pero además, habiendo en el mercado materiales similares al diente, la opinión y percepción de profesionales y pacientes han cambiado. Inclusive, los dientes de oro suelen calificarse como un signo de mal gusto y ostentoso, superfluo de riqueza.
El origen de los dientes de oro
Según los registros documentales, los orígenes de las prótesis o diente de oro se remontan a la cultura egipcia, fenicia y etrusca, quienes emplearon diversos materiales y oro en las reparaciones dentales. No obstante, con los años la técnica aplicada a este noble metal fue menos rudimentaria, perfeccionándose hasta su uso actual.
Otras evidencias históricas señalan la elaboración de aparatos y accesorios dentales, en la cultura maya, al igual que en la época más antigua, donde se evidencian ornamentos dentales en oro, que datan de 4.000 años hacia el sudeste asiático.
En cuya cultura se hacían modificaciones dentales en oro, ennegrecido o limado para embellecerse y demostrar la posición social. Mientras que en Luzon, una isla filipina se halló restos de dientes de oro, que datan de los siglos XIV y XV.
Igualmente se conoce de la existencia de la hoja de oro en la edad media y renacimiento, donde se usó por vez primera para rellenar los dientes, como en 1483 con Giovanni d’Arcoli, pero su técnica fue trabajosa y cara para el paciente promedio. Por ello, solo podían ponerse un diente de oro los más ricos y poderosos.
En todos los tiempos y culturas, el diente de oro fue usado como símbolo de posición social y abolengo, por lo que no es extraña su larga historia. Así lo indica la arqueología donde se han encontrado restos de aplicaciones dentarias en oro en la población etrusca italiana de 630 a.n.e., como vestigios de los primeros puentes y dientes sustituidos.
¿Por qué se ponen dientes de oro?
Las motivaciones para colocarse un diente de oro pueden ser diversas, como una caries irreparable, una fractura o rotura dental u otro problema similar, cuya solución pasa desde la colocación de un empaste, o una prótesis, en casos más graves hasta un llamativo y espectacular diente de oro, pero en general, se colocan para:
- Evitar que un diente debilitado se fracture.
- Restaurar un diente agrietado.
- Sustituir una pieza dental.
- Cubrir una endodoncia, un implante o diente decolorado.
La funda o diente de oro actual es más una aleación de oro, cobre y otros metales, cuya bondad del material aporta una sonrisa única, entre otros beneficios asociados:
- Excelente sellado anti fuga y aparición de caries recurrentes.
- Alta resistencia a la corrosión, roturas y desgaste, gracias al material.
- Requiere una mínima extracción de diente sano, debido a la alta resistencia de los metales.
- Es altamente resistente al desgaste, además de suave con los dientes adyacentes.
- Es altamente compatible con el tejido gingival.
Posiblemente la generación actual tuvo algún pariente o antepasado como un abuelo o tío, cuyo recuerdo permanece en la memoria por su diente de oro. Porque en general eran muchos los adultos mayores que tenían alguna pieza dental dorada en su boca. Quizás se pregunten por qué cayó en desuso el oro en implantes y empastes.
Ahora bien, dentro de los motivos que justifican perfectamente el desuso de este maravilloso y brillante metal pueden ser diversos, pero los más significativos se relacionan con:
- Su precio: es un material altamente costoso, lo que conlleva un valor tan alto en los tratamientos dentales que muy pocos pueden pagar.
- Complejidad en su colocación: montar una pieza dental en oro resulta muy complicado y laborioso para el profesional, y representa a su vez un mayor tiempo para la persona.
- En lo estético: el diente de oro actualmente está fuera de tendencia, muy poco valorado en el campo de la moda para marcar pauta, al tiempo de no figura en los patrones actuales del glamour.
¿Qué precio tiene un diente de oro?
Para colocarse un diente de oro en la actualidad, hay que prepararse no solo para marcar pauta en la moda, sino también revisar la cuenta bancaria, porque este capricho o necesidad puede salir costoso.
Y así ha sido a lo largo de la historia, con la costumbre de adornarse los dientes con gemas preciosas y metales nobles, como los mayas, que incrustaban jade en sus dientes para dejar saber que eran millonarios.
No obstante, este lujo se ha hecho muy visible en tiempos más recientes en el mundo de los famosos, como Frida Kahlo que se puso una dentadura de metal; o en EE.UU en la época de la segregación racial.
Fueron numerosos afroamericanos que escaparon de la esclavitud y enfundaban sus dientes severamente dañados en oro, como un símbolo de libertad, cuyo máximo embajador fue el boxeador Jack John, a quien casi 100 años después honró otro famoso, Mike Tyson, quien se dio el lujo de lucir una amplia sonrisa súper dorada y destellante.
Mientras que en el siglo XXI, el famoso diente de oro continuó siendo protagonista en muchas figuras de la comunidad negra como señal de éxito, como el caso de los raperos neoyorquinos de los 80, quienes recogieron este estandarte simbólico para sumarle ostentación.
Estos personajes portaban sin ninguna humildad su joyero sobre su instrumento más visible: la boca con que cantaban y rimaban. Es decir, un diente de oro tanto en épocas pasadas como en la actual, no es para cualquiera, pudiendo ser tan costoso como la persona que esté dispuesta a pagar.
En España, por ejemplo, una funda de oro básica no cuesta menos de 225 €, donde el más costoso es indefinible, porque depende del presupuesto y piezas a colocarse; y si además lleva diamantes, pudiendo superar de lejos los 10 mil €.