Conoce el bruxismo, su origen, efectos y corrección
¿Rechinas los dientes cuando duermes, o amaneces con sensación de dolor de cabeza o en las mandíbulas?, seguramente no consigues respuestas a tu inquietud. No te preocupes, conoce el bruxismo, su origen, efectos y corrección en este post, donde encontrarás la ayuda que buscas para comprender de qué se trata esta condición odontológica y pongas fin definitivamente.
Bruxismo: ¿Qué es?
Se denomina bruxismo al trastorno que manifiesta la persona afectada rechinando, crujiendo o apretando demasiado fuerte los dientes. Suele ser una condición involuntaria presentada principalmente mientras duerme, aunque existen casos de bruxismo despierto, en cuyo caso se llama bruxismo diurno.
El hecho de aprisionar o rechinar los dientes, se asocia a una disfunción cráneo/mandibular. Donde quien padece de bruxismo genera involuntariamente presión en el maxilar inferior sobre el superior.
Esta alteración suele presentarse con movimientos laterales en las arcadas, lo que conlleva al desgaste dental, daño muscular y dolor mandibular. ¿Tienes este problema?, posiblemente has tenido algún episodio diurno, o amaneces con dolor mandibular, y observas desgaste en tus dientes, puede tratarse de bruxismo.
Muchas veces, el bruxismo se presenta ante eventos estresantes, por lo que es común que manifiesten o descarguen sus emociones durante el sueño rechinando los dientes de manera inconsciente.
El bruxismo se puede corregir con un diagnóstico y atención temprana, es fundamental para prevenir y corregir sus efectos en la dentadura. De tal forma que se puede detectar en una revisión dental profesional.
Los especialistas consideran que el bruxismo se desencadena en el plano psicológico, pese a que el hábito repercute en la salud bucodental, en razón de lo cual, es el odontólogo el indicado para corregir esta condición.
Se debe precisar, sin embargo, que las causas del bruxismo todavía no están muy claras, cuya patología es denominada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como bruxomanía.
Lo que sí está claro, es que el estrés y la ansiedad están íntimamente relacionados con su aparición y severidad. Los especialistas sugieren las siguientes medidas para mantener bajo control el bruxismo:
- Acudir al odontólogo periódicamente.
- Someterse a evaluaciones para una correcta alineación mandibular.
- Usar un protector como una férula o protector buco/dental.
- Practicar ejercicios para liberar el estrés.
- Conducta bruxista.
Origen del bruxismo
Como se indicó, el origen del bruxismo no está bien definido, no obstante, se han precisado algunos factores que pueden desencadenar su aparición. Se relacionan con factores externos e internos, dentro de los cuales figuran:
Mala alineación dental
Pese a no ser la causa del bruxismo en sí, se ha comprobado que la inadecuada oclusión dental agrava en gran medida su alineación. De tal forma que los aparatos correctivos, además de prevenir, mejoran la estética, funcionalidad y problemas de maloclusión.
Inestabilidad oclusal
La mala posición dentaria o mordida dispareja conlleva a problemas de equilibrio oclusal, en cuyo caso, es el dentista el indicado para solucionar el bruxismo.
Una higiene postural inadecuada al dormir
Adoptar una buena posición corporal al dormir es fundamental para relajar los músculos maxilares y cervicales. Lo ideal es dormir boca arriba, con la cabeza apoyada cómodamente.
Alteraciones respiratorias nocturnas
El bruxismo tiene que ver con los episodios respiratorios al dormir, por ello, algunos cambios en las vías aéreas desencadenan apnea y ronquidos, 2 de las principales causantes del rechinamiento dental nocturno.
La ansiedad y nerviosismo
De manera recurrente, el estrés y una gestión deficiente de la ansiedad conducen al bruxismo, ya que propician su aparición. En este caso, conviene practicar ejercicios de relajación y respiración controlada para mitigar los efectos nocivos en la cavidad oral.
Enfermedades periodontales
En caso de sufrir lesiones periodontales, la persona tendrá mayor posibilidad de presentar y desarrollar bruxismo y sus consecuencias.
Tipos de bruxismo
A los fines de poder estudiar de manera más eficiente el bruxismo, los especialistas los clasifican en dos tipos básicos, el primario y secundario, aunque guardan relación con otros tipos que afectan principalmente los dientes de la persona que lo padece.
Bruxismo primario
Se llama también bruxismo idiopático, y se refiere a la manifestación de presión en los dientes indistintamente, que se presenta de día o durante el dormir. En aquellos casos donde no están bien definidos otros problemas o causas clínicas más específicas.
Bruxismo secundario
Denominado bruxismo iatrogénico, es igualmente una manifestación de bruxismo relacionado particularmente con alteraciones de tipo neurológico, del sueño, patologías psiquiátricas e ingesta de determinadas drogas.
En todo caso, el bruxismo puede presentarse en el día o nocturno. Justamente, es entonces donde radica la importancia de evaluar correctamente para diagnosticar el bruxismo según su contexto, a fin de identificar el tipo o clase a que responde.
De su diagnóstico acertado, dependerá la eficacia y tratamiento idóneo para corregir el bruxismo, es decir, calificar el bruxismo nocturno, como una parasomnia, por lo que debe ser tratada de distinta forma que el diurno.
Síntomas del bruxismo
Rechinar los dientes no es el único indicativo de bruxismo, otras señales pueden indicar los síntomas. El más frecuente es el progresivo e inexplicable desgaste dental, sumado a dolores de cabeza, problemas para conciliar el sueño, daño en las articulaciones de las mandíbulas y molestias al masticar.
De tal forma, que de no atenderse el problema, el bruxismo avanzará irremediablemente, cuyas consecuencias se observarán en una dentadura débil, así como pérdida de estabilidad en las piezas, posibles fracturas e incluso, su pérdida.
¿Qué hacer?, la mejor solución al bruxismo es acudir al médico y al dentista, además de no pasar por alto alguna señal inusual. En definitiva, hay que prestar atención a los siguientes factores asociados a sus síntomas:
- Exceso de ansiedad, estrés y nerviosismo.
- Malestares en los oídos, dolor de mandíbulas y de cabeza sin motivos.
- Insomnio y problemas para conciliar el sueño de manera recurrente.
- Alteraciones respiratorias durante el sueño.
- Sensibilidad dental inusual.
- Dolor e inflamación muscular/maxilar.
- Dificultad para comer.
- Rechinar o apretar los dientes, cuyo ruido es tan fuerte que puede despertar a la persona de al lado.
- Dientes planos, fracturados, partidos o flojos sin causa aparente.
- Desgaste del esmalte dental, al punto que se pueda observar las capas más profundas del diente.
- Cansancio de la mandíbula, rígida o trabada, con dificultad para abrir o cerrar la boca completamente.
- Dolor acompañado de hinchazón de la mandíbula, cuello o cara.
- Mordeduras a lo interno de los cachetes.
Como se observa, son numerosos los síntomas, lo que significa que puede remediarse el bruxismo y detener sus consecuencias, su diagnóstico temprano es la solución al problema.
Lesiones dentales producto del bruxismo
Por su parte, en el aspecto estrictamente odontológico, el bruxismo tiene un conjunto de lesiones que son capaces de destruir a largo plazo toda la dentadura y equilibrio maxilofacial en general, dentro de las más destacadas figuran:
- Abfracciones: se refiere a lesiones valoradas como multifactoriales, cuya principal etiología traumática deslizante puede presentar mayor o menor intensidad, frecuencia, duración y dirección que conllevan a tensionar por flexión en el diente.
En este caso, la resistencia a la flexión del bruxismo produce tensión y compromete el diente, aunque los periodontos permanezcan intactos, puesto que está próximo a la unión del cemento/esmalte del diente.
- Atrición: corresponde cuando el bruxismo logra desgastar el diente por fricción entre las piezas, este efecto suele ocurrir durante el trabajo de deglución, debido al movimiento deslizante y presión existente entre las piezas. Dicho desgaste se torna crónico durante el bruxismo con notoria prueba de pérdida rápida de componente dentario.
- Corrosión: es cuando hay pérdida visible de la superficie del diente, en razón de la acción química o electroquímica entre ambos dientes. Existen dos canales corrosivos a saber: endógena como la bulimia, reflujo gastroesofágico, líquido crevicular y caries.
La segunda corrosión es de tipo exógena, y tiene lugar por la acción de los alimentos, sustancias o bebidas con pH menores a 5,5, además de ciertos fármacos, drogas y alcohol.
- Abrasión: corresponde al bruxismo que genera la fricción entre dientes, por la acción de agentes exógenos como responsables del desgaste dental.
- Lesiones mixtas: en este particular, el bruxismo actúa conjuntamente con otros agentes y/o elementos diversos que pueden causar lesiones graves y desgaste en los dientes, se trate de componentes puros o compuestos por otros.
Factores de riesgo del bruxismo
El bruxismo, como cualquier otra patología en el ser humano, está asociado a ciertos factores que incrementan el riesgo de su aparición y desarrollo, siendo los principales algunos agentes ya mencionados:
- Estrés: cuando hay presencia de ansiedad o estrés, existe mayor probabilidad de rechinar los dientes, que conducen al bruxismo, así como los sentimientos de rabia y frustración.
- Edad: por lo general, el bruxismo tiene mayor presencia en niños y desaparece en la adultez, o bien presentarse en adultos, aunque en menor proporción.
- Personalidad: las personas agresivas, competitivas o hiperactivas, son más propensas a presentar bruxismo, pues descargan sus sentimientos contrayendo o apretando los dientes.
- Fármacos: algunas veces el bruxismo aparece como consecuencia de ciertas medicinas de uso psiquiátrico, como los antidepresivos.
- Familiares: el bruxismo se ha vinculado, en muchos casos, con características familiares. Por tanto, si un familiar padece de bruxismo, posiblemente otros también lo presentarán o lo han padecido.
- Otros eventos: por último, el bruxismo guarda relación con algunas alteraciones de tipo médico y salud mental, como:
- Parkinson.
- Demencia.
- Reflujo gastroesofágico.
- Epilepsia.
- Terrores nocturnos.
- Alteración del sueño.
- Apnea.
- Déficit de atención por hiperactividad.
Diagnóstico y tratamiento
En la actualidad, el diagnóstico del bruxismo no debe traer preocupación, ya que sus efectos son controlables por un dentista especializado. Este profesional prescribe el mejor tratamiento de acuerdo al cuadro particular que presente la persona.
No obstante, en su diagnóstico es crucial entender, que el bruxismo es un síntoma en sí, por tal motivo, su evaluación debe orientarse a estudiar aquellos signos que conlleven a un diagnóstico personalizado. Por ejemplo, en el bruxismo del sueño, se sugiere la siguiente evaluación particular:
- Anamnesis: evaluación del sueño, hábitos alimenticios, fármacos, historia familiar como padres que rechinan sus dientes, problemas de dolencias musculares o cefaleas diversas.
- Valorar la dieta, hábitos de sueño y particularidades de la vía aérea.
- Historia clínica: estudiar el desgaste dental atípicos, úlceras y elevaciones lineales en la mucosa yugal uni o bilateral.
- Estudio de la respiración.
- Evaluación de Trastornos Temporomandibulares.
- Estudiar el sueño con polisomnografía, para un diagnóstico más preciso.
- Estudiar las catecolaminas en orina de ser el caso, a fin de determinar el relacionamiento exacto del bruxismo con alguna afectación psiquiátrica u hormonal.
Igualmente, las clínicas dentales disponen de algunas alternativas correctivas para mantener y asegurar la movilidad mandibular involuntaria y sus efectos. Uno de estos, es el protector dental y férulas de descarga, que además de mitigar los efectos del bruxismo existente, previene el desgaste dental.
Esta medida se puede reforzar o complementar con otras opciones de cuidados como las que se señalan a continuación:
- Reducir los alimentos duros y dulces.
- Hacer terapias de relajación para bajar las revoluciones de la ansiedad.
- Aplicar calor y frío para bajar la inflamación y dolor en las áreas afectadas.
- Hacerse masajes descongestionantes en las zonas afectadas.
- Dormir con comodidad durante al menos 8 horas.
- Mantenerse bien hidratados.
- Optar por aparatos correctivos para corregir la alineación dental.
Lo anterior deja ver con claridad, que el tratamiento para el bruxismo debe considerarse como un conjunto de medidas funcionales especialmente, toda vez que se trata de una condición parafuncional multifactorial.
De tal manera, que deberá orientarse fundamentalmente a mecanismos de identificación y control de los agentes que originan el bruxismo. Igualmente, el tratamiento debe establecerse en función de compensar y corregir los daños ocasionados por la condición.
Medidas odontológicas para tratar el bruxismo
Con el objetivo de mantener y optimizar la funcionalidad dental por los efectos del bruxismo, el especialista puede tratar con:
- Férulas y protectores bucales: son ideales para mantener los dientes separados del resto y prevenir daños al apretar o rechinar los dientes. Generalmente, son de acrílico rígido o de material blando que se ajusta a la dentadura.
- Corrección dental: aplica en casos más severos de bruxismo, cuando el desgaste dental conlleva sensibilidad o imposibilidad de masticación. Se lleva a cabo el modelaje de las superficies de las piezas, o bien, con coronas para reparar el daño.
Cabe dejar claro, que el tratamiento con fines odontológicos, se dirige básicamente a evitar y/o corregir el desgaste dental, sin embargo, no cura ni detiene el bruxismo.